
Por: Amy Orta Rivera, Coordinadora de Política Ambiental, El Puente-ELAC
18 de febrero del 2021
El viernes, 19 de febrero, Estados Unidos entra nuevamente al Acuerdo de París, el cual busca crear políticas para mitigar los gases de efecto invernadero (GEI) y adaptar a los países ante la crisis climática.
El cuatrienio de Donald Trump marcó un retroceso en estas políticas al punto en que no se podía confiar en la información sobre cambio climático provista por dependencias de gobierno como la Agencia de Protección Ambiental.
En los pasados cuatro años el cambio climático se trató como un mito. Al sector científico se le tildó de alarmista y se rechazó información fundamentada en evidencia y datos. Esto provocó que se continuara con la emisión indiscriminada de GEI, aumentando el deterioro de la salud del planeta y las comunidades más vulnerables en Estados Unidos y Puerto Rico.
El que Estados Unidos acepte los 29 Artículos que dispone el Acuerdo de París no significa que lleguemos de la noche a la mañana a un mundo con cero emisiones de GEI. Aunque la administración de Joseph Biden actualice leyes, regulaciones y órdenes ejecutivas para reducir la producción de los GEI, el proceso para alcanzar las metas establecidas tomará más tiempo. Las emisiones de los GEI tardan en descomponerse en la atmósfera de manera natural al menos 300 años. Las políticas de Trump de inacción ante el cambio climático las van a vivir las próximas 10 generaciones.
Esto nos deja saber que no podemos perder tiempo a la hora de cumplir con la legislación vigente y con aquella que se produzca o se enmiende. Por eso, urge crear proyectos de energía limpia y adjudicar fondos federales para atender esta emergencia. Si queremos reducir la causa mayor de la crisis climática, los GEI, todas estas estrategias mencionadas deben ser dirigidas a producir energía renovable, preferiblemente en techos, donde se garantice la protección de los terrenos con potencial agrícola.
A la crisis climática no le importa si creemos o no en ella. Existe evidencia suficiente sobre las causas del aumento en temperatura y las consecuencias de ese aumento. Desde sectores científicos, académicos, organizaciones sin fines de lucro y la sociedad civil llevamos años de lucha buscando que se atienda este tema. Recientemente más de 400 organizaciones y personas en Puerto Rico firmaron la Declaración por la Crisis Climática la cual busca que se atienda la crisis desde todos los componentes esenciales de la sociedad: “presupuesto, economía, energía, transportación, agricultura, salud, educación, infraestructura, vivienda, las artes y las ciencias, entre otras.”
La crisis climática lleva más de 30 años siendo estudiada y discutida en las diferentes esferas locales e internacionales. Si la crisis climática no se ha atendido con la determinación y rapidez que merece en Puerto Rico, no es por escasez de información, ni por ausencia de reclamos, sino por ausencia de compromiso de los políticos y de las agencias de gobierno. Cabe recordar que el exgobernador Ricardo Roselló se opuso a la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. En ese entonces, Roselló se unió a las voces de distintas jurisdicciones en Estados Unidos como Nueva York, California y Washington en favor de cumplir con el Acuerdo de París. Sin embargo, en la práctica el gobierno sigue apostando a la generación de energía basada en combustibles fósiles y la legislación existente no es suficiente para lograr los cambios necesarios en el tiempo que nos queda.